Barcino, su destino
Veinticinco días de viaje y muchas penalidades había necesitado para llegar a Barcino, la ciudad amurallada y punto más septentrional de las comunicaciones con Roma.
LLegaba apesadumbrado y lleno de incertidumbre por la situación de su almacen de garum y la posible perdida de confianza de los intermediarios que hasta ahora habían transportado sus productos a la capital del imperio. Sus barcos, de pequeño tonelaje, sólo podían realizar el trayecto hasta Barcino sin perder de vista la costa y él, para llegar hasta Roma, necesitaba embarcaciones de más calado, propiedad de los armadores locales.
Sin embargo, cuando llegó al puerto se enteró de que la ruta había quedado libre de piratas (eran los que habían sido ejecutados aquella mañana en el anfiteatro de Tarraco) por lo que sus productos ya podían salir de Gades sin novedad. Supo de buena fuente que uno de sus barcos estaba realizando en ese momento el trayecto.
No obstante, como pensaba que las comunicaciones marítimas podían interrumpirse de nuevo, tomó dos decisiones que habrían de ser fundamentales para el futuro.
Primero escribio una carta a su familia en Gades para que le enviaran mil solidus con los que poder elaborar garum en aquella ciudad: queria comprar una vieja factoria en desuso y unos cuantos esclavos expertos para ponerlos de inmediato a trabajar.
A continuación solicitó que enviaran otros mil a Hannon para obtener la mano de Hannia y poder celebrar matrimonio con ella, así como una carta en la que le relataba toda su fortuna. Pensaba, y no se equivocaba, que Hannon no podría resistirse a tan ventajosa oferta.
Y así acaba la historia de Quinto Flavio, comerciante hispano romano de Gades, hombre decidido que consiguió en la vida todo lo que se propuso.
ACTIVIDADES
41. Descargate la foto de Barcino y escribe debajo: Barcino, final del viaje de Quinto Flavio.
LLegaba apesadumbrado y lleno de incertidumbre por la situación de su almacen de garum y la posible perdida de confianza de los intermediarios que hasta ahora habían transportado sus productos a la capital del imperio. Sus barcos, de pequeño tonelaje, sólo podían realizar el trayecto hasta Barcino sin perder de vista la costa y él, para llegar hasta Roma, necesitaba embarcaciones de más calado, propiedad de los armadores locales.
Sin embargo, cuando llegó al puerto se enteró de que la ruta había quedado libre de piratas (eran los que habían sido ejecutados aquella mañana en el anfiteatro de Tarraco) por lo que sus productos ya podían salir de Gades sin novedad. Supo de buena fuente que uno de sus barcos estaba realizando en ese momento el trayecto.
No obstante, como pensaba que las comunicaciones marítimas podían interrumpirse de nuevo, tomó dos decisiones que habrían de ser fundamentales para el futuro.
Primero escribio una carta a su familia en Gades para que le enviaran mil solidus con los que poder elaborar garum en aquella ciudad: queria comprar una vieja factoria en desuso y unos cuantos esclavos expertos para ponerlos de inmediato a trabajar.
A continuación solicitó que enviaran otros mil a Hannon para obtener la mano de Hannia y poder celebrar matrimonio con ella, así como una carta en la que le relataba toda su fortuna. Pensaba, y no se equivocaba, que Hannon no podría resistirse a tan ventajosa oferta.
Y así acaba la historia de Quinto Flavio, comerciante hispano romano de Gades, hombre decidido que consiguió en la vida todo lo que se propuso.
ACTIVIDADES
41. Descargate la foto de Barcino y escribe debajo: Barcino, final del viaje de Quinto Flavio.